La
pregunta del millón de dólares, el cáliz perdido de los políticos
y la respuesta mesiánica que esperamos todos.
Está
claro que el año anterior fue recesivo, y este año, según casi
todos los analistas, pinta para peor. La esperanza principal de todo
un pueblo está afincada en la capacidad (o bondadosa voluntad) de
las esferas políticas y en la genialidad de los supermanes de turno.
Esto no va a suceder nunca, así de simple.
Iniciemos
buscando la respuesta en el análisis delos errores que cometimos. Y
empiezo conmigo mismo, pero seguro de que ustedes habrán pecado
igual: primero que nada, nos acostumbramos muy fácil a la bonanza.
Pasamos los últimos años en medio de un oasis petrolero que nos
permitió elevar nuestro ritmo de vida; y, eso hicimos: subimos
nuestros gastos mensuales, en lugar de capitalizar proyectos
productivos. Los que no teníamos carro, ya tenemos; los que no
tenían terreno, ya tienen, y casa, y seguro privado, y los hijos en
el extranjero, y cambiamos El Salto por el Supermaxi. Todo tenemos:
deudas también.
Entonces
lo que debe usted hacer, vecino, para potenciar su economía, es
sencillo: cree liquidez, Deshágase de los bienes suntuosos y, más
rápidamente venda lo que a futuro pueda perder su valor como, por
ejemplo, los autos nuevos. Regrese a un modo de vida más sencillo,
más real y, con el dinero líquido que obtenga, apunte a un negocio:
EMPRENDA. Todo es bueno, no le haga feos a ningún negocio lícito.
Eso
hará usted en su casa, y el administrador deberá hacer lo propio en
la casa grande. La ciudad necesita capitales, pero obviamente no
tenemos bienes para vender. Necesitamos atraer la inversión y más
que ello, permitir los proyectos que la gente presente.
Señores
administradores, si no saben cómo generar riqueza, no estorben a
quienes quieren hacerlo.
A
diario converso con vecinos que se quejan de la imposibilidad de
hacer arrancar sus ideas por puras necedades burocráticas. La falta
de una organización territorial local flexible pero clara también
limita las iniciativas de inversión. La ciudad es políticamente
inestable y nadie va a poner un centavo en un lugar que no tiene
reglas claras y perennes.
Latacunga
debe, urgentemente, modernizar sus ordenanzas de manera tal que toda
iniciativa económica tenga flujo sin fricciones. EL Municipio no
puede ni debe ser la piedra de tope de los emprendedores. Entre los
limitantes más comunes que he escuchado están, por ejemplo:
problemas para conseguir permisos de uso de suelo, falta de
reglamentos para algunas ordenanzas, organización territorial
inflexible y poco o nada consecuente con el crecimiento económico y
urbanístico de la ciudad, falta de proyectos de infraestructura
básica, excesiva carga impositiva, falta de información general por
parte de los organismos locales, inexistencia de datos históricos o
estadísticos de la ciudad, poca o nula modernización de los
servicios al usuario, entre otros.
Urge
una reforma integral, suficiente para llamar la atención del
emprendedor. Amigos Concejales, legislar es su función, y
francamente no se ha visto mucho hasta ahora. Directores Municipales,
(algunitos) dejen de quejarse de la falta de presupuesto y muestren
más imaginación. Señor Alcalde, reorganice su equipo de trabajo,
porque no está rindiendo como la gente esperaba.
¡Hay
que poner la casa en orden!
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