lunes, 3 de octubre de 2016

COLECTIVOS




Mucho hemos oído hablar últimamente de los famosos “colectivos”. Pero muy pocos de nosotros sabemos exactamente qué es lo que son. Y la respuesta es sencilla: somos nosotros. Si, nosotros, todos.

Me explico: los colectivos son, formalmente, agrupaciones de personas que se conforman para lidiar, gestar o activar algún hecho o labor social de interés común. NO son minorías, para nada y al contrario, son quienes representan los intereses de las mayorías frente a los actos arbitrarios de la administración. A veces son miles, a veces cientos y muchas veces solo un par de decenas de gentes, pero eso no significa que sean pocos: somos todos. Ellos nos representan a todos y tenemos mucho que agradecerles.

El colectivo no es una asociación formalmente hablando, ni es un club, ni una ONG. Es, realmente, la más sencilla forma de participación: son los que están y están los que son. Para formar un colectivo no se necesita una escritura, ni sede, ni actas, ni cuotas ni membresías; la voluntad basta.

Cualquier grupo de personas, donde estén más de tres, que tengan un objetivo social común y que dispongan del tiempo y las ganas de cabildear y hacer activismo social por dicha causa son, por defecto, un colectivo, así no se reconozcan como tales. Es, más o menos, como una minga, pero con fines de construcción social.

Y son poderosos: los colectivos GLBTI han organizado cruzadas de miles de personas y han llegado a paralizar ciudades y preocupar Parlamentos; organizaciones animalistas han logrado reformas legislativas en varias ciudades y estados del mundo; lo mismo feministas, naturalistas, antiracistas y toda una serie de “istas” que se van colocando juntos conforme sus intereses les reúnen.

En Latacunga esta forma de agrupación ya había tardado bastante en hacerse ver. Sorprende que entre más de doscientos mil habitantes de Latacunga, no haya sino un par de cientos de latacungueñISTAS organizados. Pero, recordemos: no tienen que ser muchos, porque nos representan a todos.

Obra de colectivos fue, recuerden ustedes, las exposiciones de arte en los pasajes del centro histórico, adornar con geranios el pasaje de La Compañía en la calle Padre Salcedo, captar donaciones para afectados del terremoto y entregarlas directamente a los beneficiarios, activismo político en redes sociales contra la construcción del camal en Tilipulo y, más recientemente, la campaña y propuesta de protección de dicha hacienda. ¿Ven? Los colectivos somos todos, son los intereses de todos, nos benefician a todos.

Ahora, vecino, usted que sigue echado leyendo La Gaceta, párese (levántese, elévese) y busque una agrupación con la que pueda colaborar. Siempre encontrará dónde ser útil. Siempre habrá mas como usted buscando colaborar con los mismos asuntos que a usted le interesan. Y, sino encuentra un grupo, pues forme uno: solo necesita cuatro panas y un poco de voluntad. Cualquier pretexto es bueno, desde la recuperación de la cancha del barrio hasta un motivo humanitario internacional.

Pero, claro, le recomiendo que empiece sus acciones aquí, en Latacunga. Propenda usted al latacungueñismo, preocúpese de los temas locales y colabore con el impulso de los temas sociales que tanto nos interesan. Le dejo ideas: todavía hay que estar pendientes del asunto de Tilipulo, también habrá que organizarnos para supervigilar las torres de alta tensión y que no las pongan donde afecten nuestro patrimonio natural; es oportuno conformar una veeduría al proyecto de alcantarillado y tratamiento de aguas, puede usted gestionar charlas y ayuda en la cárcel u organizar un grupo que vigile los Derechos Humanos en ella...

Hay mucho por hacer, y no hay pretexto para no hacerlo. Recuerde: ni somos pocos ni somos tontos.

¡Manos a la obra!