viernes, 26 de septiembre de 2014

Tierra de ciegos


Durante la semana anterior, mi amigo Renato, quien es invidente a sus escasos veintitantos, me invitó a una entrevista en el programa de radio que mantienen con varias otras personas, mal llamadas “discapacitadas”. Luego de la entrevista, nos entablamos en amable charla durante muchos minutos y le comenté de esta columna, la cual, obviamente, el no puede leer. Hace poco me escribió un mensaje de celular, aparato que se ha acostumbrado a utilizar con muchísima eficiencia, en el que me decía que había pedido que le lean la columna de la semana pasada, donde buscábamos un Mashca. Me sorprendió su mensaje, que a continuación les comparto:

“Ahora que me encuentro en otras circunstancias de la vida, “veo” de otra forma a mi Latacunga. “Veo”, entre comillas, porque soy discapacitado visual. Hoy ya no puedo ver a mi Latacunga, pero si puedo ver el latacungueñismo, y cuando pienso en el latacungueño, creo, sin miedo, que yo soy uno de ellos. Soy Mashca. Soy ese que te invita a respetar los valores que se van perdiendo, soy de esos que les gusta saludar y sonreir, aún cuando ya no puedo ver la sonrisa que me devuelven, soy buen vecino y no me cuesta preguntar si soy útil en algo o si en estos días le ha pasado a usted algo, sin ser chismoso ni metiche. Soy uno que, a pesar de mi discapacidad visual, veo a Latacunga futurista y colonial. Veo, aún sin ver, a la Latacunga donde caminaban nuestros abuelos por las noches, medio fugitivos, para dar serenatas. Veo una Latacunga poblada de personas ilustres, antes ahora y mañana. La veo todavía hermosa, porque la última ves que la pude ver, hermosa mismo era; y, en el futuro, espero que quienes aún puedan, la vean como yo la recuerdo o, mejor, como yo la imagino: hermosa, y llena de latacungueños amantes de su ciudad.”

Me encantó el mensaje por dos motivos básicos: el primero, que Renato no tiene miedo de decir YO SOY MASHCA, mientras muchos tratan de esquivar el 05 en la cédula por el miedo a que les llamen chagras. No se tiene miedo de lo que se ama y de decir a todos que se ama. ¡Yo soy Mashca, y amo a Latacunga! Aprendamos a decirlo más frecuentemente.

El segundo motivo es aún más fuerte: vivimos en una ciudad hermosa, que no vemos. Hace falta que venga un ciego (perdón el tratamiento en estos términos) a decirnos lo bella que es nuestra ciudad. Más valor estético a Latacunga le encuentra el invidente, en sus memorias y sus esperanzas, que los mas validos habitantes, quienes olvidan el horizonte estilizadísimo que nos proponen las cordilleras y nuestro taita Cotopaxi.

Ahora veo. Perdón, ahora entiendo. Es decir, ahora entiendo que recién ahora veo: ¡estamos ciegos!

Es obvio. Vivimos en una ciudad galardonada de estética, con una arquitectura colonial preciosísima, con latacungueñas dotadas de maneras que las Nereidas envidiarían y con latacungueños llenos de pasiones y fortalezas dignos de citarse por Homero. Pero no amamos esto. Seguramente, no lo vemos. Antes pensaba que lo habíamos olvidado, pero no se puede olvidar algo que está ahí, presente, todos los días. No hemos olvidado, simplemente estamos ciegos.

Vivimos en la ceguera, casi al estilo de Saramago.

Hora de abrir los ojos, para ver bien, para despertar, para disfrutar de la luz. Tiempo de recibir lo que los dioses nos han regalado: el premio cósmico de nacer y vivir en esta ciudad.


6 comentarios:

  1. Mi estimado amigo, las envidias, los celos profesionales, la arrogancia, la intolerancia, el menosprecio, los envanecimientos, son las vendas que ciegan en nuestra ciudad, mientras todo esto exista seguiremos siendo ciegos ante la belleza de nuestra tierra, me gusto el artículo, sobre todo por el derroche de ¨Latacungueñidad¨.

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    1. Gracias por el comentario, Catón. Ya va llegando el tiempo de que los Latacungueños retomemos Latacunga. Contamos contigo.

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  2. Magnífico Post! Digno de compartir y de predicar.. Saludos Patricio

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    1. Gracias Luchito. Vamos trabajando juntos. Mantente atento a este blog y, en tanto puedas y creas útil, siéntete libre de citar, republicar o compartir.

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  3. es interesante ver que los valores de los latacunqueños aun se mantienen lastima que poco a poco se ven los jóvenes influenciados por los cambios de otras regiones felicidades un articulo muy bueno y veo nos identificamos todos los mashcas

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    1. Luis, gracias por el comentario. Los valores Latacungueños, creo, están intactos, pero ese es el problema principal: tan intactos que los jóvenes no los hemos tocado. Tenemos joyas hermosas en la caja fuerte, pero, ¿de qué sirve la joya guardada, sino cuando se luce?

      Se vienen tiempos mejores, pero Latacunga necesita latacungueños. Contamos contigo.

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