martes, 25 de febrero de 2014

MAMÁ, HOY NO VOY A CLASES




Ayer, domingo, hubo elecciones, y la escuela del guagua fue recinto electoral. Lunes, día libre hasta que limpien el desorden. Así se resuelve el asunto en el recinto electoral: dando un día libre para limpiar.

Pero, ya entrados en gastos democráticos, ¿cuántos días libres tomaría limpiar el desorden de las elecciones de hace cuatro años? Es que, en la escuelita, solo hay que levantar los pertrechos y reposicionar las bancas; pero, en democracia, un evento electoral deja un potencial desorden de cuatro años, o mas.

Dejo constancia que escribo esto antes del domingo, es decir, para hoy, que está siendo leído, ya se sabe cual será el encargado de limpiar el desorden. Yo, escribiendo esto, no se quién triunfará la lid electoral.

Esta constancia debe quedar, pues lo que se debe decir es claro: hace cuatro años sufragamos, y elegimos a quienes nos han administrado durante todo este tiempo, hasta hoy. ¿Qué nos queda hoy, cuatro años después?. El mismo desorden, o peor.

Insisto, hoy que escribo, no se quienes serán designados como administradores de mi ciudad, pero hoy que me leen, ustedes ya saben quiénes son; puede que sean los mismos, o puede que otros. Estos elegidos o reelegidos, tienen la obligación de rescatar el tiempo perdido. Los últimos cuatro años se han ido en chaupiobras, casi todas rurales. El centro de la ciudad sigue abandonado, la estructura administrativa sigue siendo deficiente, las ordenanzas siguen siendo antitécnicas y las órdenes no se cumplen.

¡Ah, pero cuidado con darse un solo día libre!. El rescate de la ciudad debe ser inmediato. Una auditoría completa, de todos los cargos y de todas las cuentas, es urgentísima. La remodelación, reestructuración y reorientación de uso de algunas chaupiobras, también es urgente. La depuración del personal contratado, la reubicación y repotenciación del capital humano es indispensable. La reorientación del presupuesto, hacia las necesidades más obvias, es emergente.

Hay que limpiar la casa desde dentro. El Municipio, como entidad, es deficiente. Una entidad deficiente administra deficientemente. Una administración deficiente provoca una ciudad deficiente. Eso es lo que tenemos hoy: una ciudad deficiente.

Empecemos reestructurando el mismo Municipio, como entidad. Hay que modernizar y reorganizar. Más que reorganizar, reestucturar. Los mecanismos burocráticos de la administración local son caducos. Las mismas instalaciones son caducas. El edificio Municipal debe mantenerse como un símbolo histórico. En él debe mantenerse, solamente, el despacho del Alcalde, la sala de reuniones del Concejo y despacho privados de los Concejales. Es necesario que, para las partes operativas, se cree otro edificio, moderno y funcional.

Ahora bien, el Concejo debe ser una entidad plenamente operativa. La sala del Concejo no puede ser, como hasta hoy, un mesón con sillas. Se necesita una sala DE TRABAJO, con conexiones de Internet, proyectores, micrófonos que graben todas las sesiones y equipos de comunicación permanente. El Concejal debe ser un aporte técnico, que llegue a TRABAJAR, no a solamente opinar. Hay que darle las facilidades para ello y, luego, recriminarle severamente su falta de trabajo.

El despacho del alcalde también debe contar con una sala de reuniones, no al estilo “salita de té”, sino un ambiente propicio para el trabajo técnico.

El espacio sobrante, si lo hubiera, en el edificio histórico, debe ser procurado para salas de capacitación y eventos académicos, mismos que la Administración debe gestionar. Estos eventos se orientarán a la educación en participación ciudadana y al mejoramiento contínuo del elemento humano, tanto del propio servicio público como de los actores y dirigentes comunitarios.

Si, en los primeros dos años, se logra, solamente, convertir al Municipio en un agente plenamente operativo, los siguientes dos años deberían ser muy sencillos de gestionar.

martes, 11 de febrero de 2014

GOBIERNO ELECTRÓNICO





En términos simples, el Gobierno Electrónico, es la práctica de usar las nuevas –o no tan nuevas- tecnologías en los procesos internos del gobierno, y en su interrelación con el ciudadano. Es, como se imaginan, el uso de tecnologías para volver al gobierno y, por tanto, al Estado, más eficiente, rápido, barato, descomplicado y amigable.

Latacunga necesita urgentemente de la implementación de este tipo de herramientas. Imaginemos que podemos pagar nuestros impuestos y tasas municipales desde nuestra computadora o, es más, desde nuestro celular. Igual, podríamos averiguar y pagar nuestros servicios de agua y luz eléctrica, verificar la situación catastral de nuestro predio, recibir en nuestro teléfono reportes el tráfico y el clima; evitar filas y papeleos, etc. Dejamos de ir al Municipio a hacer trámites, trayendo, en cambio, al Municipio, a nuestra computadora o celular.

No se confundan: tener una página web no es tener un Gobierno Electrónico. No es suficiente, tan solo, tener la información disponible, sino que nosotros, los ciudadanos, podamos interactuar con la administración. El uso más básico y generalizado –en otras ciudades, claro- es el sistema denominado “Ventanilla Única”. En gran parte, se está aplicando este principio de manera física, es decir, que un solo funcionario, en una sola ventanilla, es capaz de atender casi todas nuestras solicitudes más comunes. En el caso del Gobierno Electrónico, esta “Ventanilla Única” es virtual, y no hay más funcionario, ni colas, ni tickets.

Suena precioso, y lo es. Entonces, por qué nuestra ciudad no tiene un Gobierno Electrónico? Hay tres opciones de respuesta:

1.      PRESUPUESTO.- Caso todo lo que se deja de hacer en nuestra ciudad se exculpa con la falta de presupuesto. Parece ser que decir “no hay plata” nos libera de la responsabilidad de aceptar que, lo que no hay, es ideas. Gran parte del software (programas de computadora) que se exporta a países desarrollados es diseñado en Ecuador, y, aunque no lo crean, mucho de este software se desarrolla en Latacunga, por jóvenes Latacungueños. Si no hay dinero para pagar un contratista, pues organicemos un concurso para crear algunos programas de este tipo, contando con alumnos de nuestras universidades locales. Es verdad, por asuntos de contratación pública, ellos no podrían garantizarnos muchas cosas, pero ya nos habremos ahorrado el estudio y el diseño básico.

2.       VOLUNTAD POLÍTICA.- Evidentemente, a la administración no le interesa implementar este tipo de Gobierno, porque debería reestructurar su organigrama, y eliminar a algunos funcionarios que quedarían inutilizados. Más allá de ello, un sistema de este tipo funciona solo, automáticamente, sin papeles; no es necesario controlarlo, auditarlo, presionarlo, amenazarlo con no renovarle el contrato ni se presta para “ayudar” a nadie. Entonces, queda claro que, este tipo de herramientas, simplemente, no conviene a ciertos intereses mezquinos.

3.       NECESIDAD.- Muchos opinan que la actual administración local no necesita de este tipo de sistemas, pues, como está, funciona bien y es suficiente. Esta mentalidad es poco progresista, y es más propia de un mediocre arriero que de un administrador. No debe observarse solamente el hecho de que las ventanillas físicas que existen si alcancen a atender a las filas; hay que ir más allá: el Gobierno Electrónico ahorra tiempo de trabajo, papel y otros insumos. Esto significa, no solo ahorro económico, sino ahorro de tiempo de trabajo por cada empleado, lo que resulta en la superación y mejor explotación del recurso humano.

Con lo dicho, queda claro que este tipo de implementaciones es, no solo necesaria, sino urgente. A la fecha, ¿alguno de los candidatos a la administración de Latacunga, ha dado su comentario al respecto?