jueves, 7 de enero de 2016

ANDAMOS CONFUNDIDOS




Confusion: Falta de orden o de claridad cuando hay muchas personas o cosas juntas.

Ese es el problema aquí, todos y todas están en lo mismo, buscando lo mismo y haciendo eso mismo, pero nadie sabe qué mismo.

La política de nuestra ciudad es asquerosamente jocosa. Unos se van bajando de la camioneta, mientras otros tratan de subirse para aprovechar algún resto de poder y gracia. Mientras una sola bandera política exista, los “micropartidos” se forman dentro de ella. Luego, la lucha intestina entre facciones acaba por despedazar al organismo.

Mucho chisme se dice de las relaciones de poder en la ciudad y la provincia. Al final pocas cosas quedan claras y lo más seguro es que el verdadero poderoso sea alguien que ni siquiera ocupa cargo de vitrina. Aquí ya no está claro quién hace qué o quien manda a quien en el sector público. Hay muchas autoridades, y las autoridades administrativas se confunden con las autoridades del partido verde. No es raro ver a administradores locales “pasando revista” a sus sectores de influencia acompañados de dirigentes partidistas y uno o dos aparecidos con atarraya en mano.

Para acabar con un año revoltoso, diciembre tuvo un resumen coloridísimo: el alcalde actual insistiendo en un teleférico millonario, el ex alcalde prometiendo no volver a hacer política luego de que le “descolan” del partido que él mismo dirigía hasta hace poco; el “Gober” nunca pasa desapercibido pues siempre está en el centro de algo, el Prefecto con perfil más bien bajo pero algo ha de estar haciendo; el Concejo de la ciudad dividido entre los que quieren relevo, los que no saben qué quieren y un par que saben que todo está mal pero que no les paran bola.

En esta confusión se forjan alianzas oscuras, se traicionan los amigos de la infancia y se arrejuntan los que normalmente fueran compañeros imposibles.

Pero la confusión es unilateral. Solo nosotros estamos confundidos. En nuestra ciudad hay menos de una docena de personas que tienen bien claro qué es lo que pasa, y ellos son, justamente, los que nos venden la incertidumbre.

Entramos al 2016 con esperanzas, con mucha fe, pero sobre todo con mucha ignorancia. Terminamos el 2015, básicamente, sin información de la gestión administrativa de nuestros elegidos de turno, con presupuestos ajustados, con promesas baldías y sin un ápice de control sobre nuestra ciudad.

Para terminar con esta confusión, haremos unas pocas recomendaciones simples:

Primero que nada usted, vecino, tiene que leer más y ser más crítico. Le están metiendo gato por liebre y nada dice... hasta aplaude. Luego de que usted reaccione, los falsos administradores no podrán hacer mucho y, muertos de aburrimiento, se irán nomás.

A aquel que quiera gobernar esta ciudad le hará falta cambiar a muchos directores y jefes de mandos medios que, a fuerza de carecer de ideas, hacen poco y lo hacen mal. En los mandos medios se necesita adultos jóvenes. Pero no esos pobres recién graduados con caritas de asustados que quieren asesorar negocios públicos con una mano en el Play Station. Necesitamos gente con ideas radicales, si; pero también con experiencia en el negocio privado. Necesitamos a ese individuo logrado por sus propios medios que quiera aportar a la comunidad con su sapiencia pero que mantenga la mente suficientemente abierta para no creerse dueño de la razón.

Vea vecino, no se confunda. Las cosas de la ciudad no son difíciles de entender cuando se les pone atención.

Vea, administrador de turno, no se confunda. Si sus mandos medios son mediocres y mitómanos, ¡cámbielos!. No se acobarde. A la final ¿quién es el jefe aquí?

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