viernes, 29 de enero de 2016

Igual de brutos!


Es indispensable darse cuenta que seguimos siendo igual de torpes que hace cuatro o cinco décadas. Nuestra sociedad no ha madurado y continuamos siendo obscenamente ignorantes e incautos en materia de política. Me incluyo, naturalmente.

No se enojen, pero es verdad. La semana anterior, por ejemplo, se suscito un evento que movilizó opiniones a nivel nacional, cual fue la desafiliación de algunos miembros del grupo de gobierno. Quién se fue, a quien sancionaron, si fueron diez o fueron cien y qué efectos tendrá eso en nuestro mapa político local, todo eso trataremos algún otro lunes. Este lunes lo que me preocupa es aún más grave: los latacungueños no fuimos capaces de argumentar un comentario mayor a una frase revanchista. ¡Qué vergüenza!

Revisen las redes sociales. Muy pocos comentarios analizan los motivos de la dimisión, o la factibilidad legal de la sanción que les impusieron a algunos, o a la relación del grupo divisionista con el grupo leal ni sus efectos en el equilibrio de la política. No. La mayoría se quedó en el anuncio grosero y en el vaticinio de un “camisetazo”.

Vecinos, hay que ir más al fondo. Hay que comentar, si, porque es urgente, pero debemos organizar criterios estructurados.

Cosa similar está pasando con el asunto del Camal en Tilipulo. Los que están a favor opinan que “los estudios dicen que si se puede”, pero, ¿ya vieron esos estudios? ¿quién los hizo? ¿existen realmente? Los que están en contra creen que “no se debe perturbar un lugar patrimonial” como la hacienda Tilipulo, pero, ¿qué evento histórico se dio allí? ¿por qué es importante para nuestra identidad? ¿cuál sería la afectación real? ¿que otros proyectos podrían ocupar ese espacio?

Se viene un año fuerte, y no hay rastro de intentar mejorar nuestros conocimientos en política, historia local y, sobre todo, sentido común.

Recuerden, vecinos, que detrás de cada palabra hay una persona, y tras de ella a veces muchas más. En polítiquería no hay amigos ni enemigos sino útiles e inútiles. En nuestra ciudad no hay ni salvadores ni necesitados, solo vagos que no quieren hacer y sabidos que les ofrecen dar haciendo.

Si hay gente positiva, inteligente, trabajadora, sabia y bienintencionada. ¡Claro que hay! Pero están callados, expectantes. Los buenos han preferido quejarse que actuar. Hemos cambiado el hecho por el dicho, y con palabras no nos alcanza para hacer cambios: siga quejándose vecino.

Hoy, la columna es corta, pero la tarea es ardua. Seamos más críticos y menos criticones.

No podemos seguir igual de brutos, calificando las situaciones con tanta ligereza. El Camal, la desafiliación de los mucho o pocos de Alianza Pais, los nuevos basureros que e están importando para la ciudad, el alcantarillado que no llega, la oferta del Teleférico... todo tiene un por qué. Todo es por algo y esas causas son, casi siempre, son mucho más complejas de lo que comprendemos; y, mientras no nos esforcemos en comprenderlas, los que si las entienden y las manejan, seguirán haciendo con nosotros y nuestra ciudad lo que se les viene en gana. ¿No hemos visto suficiente ineficiencia en la administración, como para darnos cuenta que somos pésimos electores?

Decida vecino: sigue igual de bruto o ya va a hacer el papel de dueño de casa.

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