lunes, 4 de enero de 2016

Compromiso de año nuevo.



Primer lunes del año. Es un día casi sagrado: el primer día de la primera semana del primer mes de un año que arranca. Es importante, casi mágico.

Este día, espero, hayan iniciado sus actividades temprano. Este año habrán de venir muchos cambios, ¡que nos nos cojan dormidos!

Iniciemos bien, con buenas noticias y buenos proyectos. Lo ideal es dejar de lado las malas venturas del 2015, pero sin olvidar las experiencias que dejaron. Retomemos nuestras labores con buen ánimo y muy pendientes de las iniciativas de nuestros vecinos.

Mientras la mayoría de nosotros acabamos el año anterior quejándonos de la poco próspera situación económica, muchos otros salieron de la queja y se dedicaron a mejorar sus negocios y obtener mejores situaciones para sus inversiones. Entre los boyantes están varios restaurantes que han modificado su manera de atender para poder vender más. En nuestra provincia, orgullosamente, hay al rededor de una docena de negocios con certificación de calidad internacional ganada este año. Podrían haber sido más.

Hay algunos que no han sabido sobrellevar el bajón de una manera digna. Especialmente en el área de servicios, se ha visto que algunos de los profesionales han reducido sus honorarios a rangos ridículos y desleales, con el efecto consecuente de realizar un mal trabajo y generar mayor incertidumbre además de afectar a sus colegas. El comercio decayó, obviamente, pero si hubo en el 2015 algunos comerciantes que hicieron crecer sus negocios, cambiaron de proveedores, organizaron promociones, redujeron un poco su margen de ganancia o entendieron, por fin, que un buen servicio si produce rédito.

En las crisis se miden los valientes. Latacunga no ha sucumbido y eso debería decirnos mucho.

Ahora, empecemos bien. Dejemos de lado las malas mañas. Seamos positivos.

Este lunes, muchos de nosotros iremos a ocupar nuestros puestos de trabajo, casi igual que siempre, a menos que reaccionemos y nos demos cuenta que ese puesto de trabajo es importante. Nuestra labor diaria es grandiosa porque le cambia el día a alguien más, genera un progreso en nuestra sociedad y, finalmente, alimenta a nuestros hijos y paga sus estudios. Este lunes vayamos al lugar de siempre, a hacer la labor de siempre, pero con una actitud nueva.

Quienes no dependen de otros para trabajar, aquellos que realmente producen han de empezar este lunes más temprano que nadie. Es nuestra obligación mantener esta sociedad andando. Nuestra economía de la última década se ha basado en el dinero público; hoy, que no hay y parece que no va a haber en todo el año, es nuestra responsabilidad mantener un mínimo de equilibrio. Los emprendedores, los inversionistas, los arriesgados, los valientes, todos estos héroes de nuestra economía deberán redoblar esfuerzos. En nuestra Latacunga hay muchos de ellos, afortunadamente.

Es momento de volver a una economía más solidaria, más casera. Es importante que volvamos a hacer compras en los mercados tradicionales, que nuestros insumos diarios sean adquiridos en la tienda del barrio y que contemos siempre con profesionales de la localidad. Hay que dinamizar la economía doméstica. Debemos volver a confiar en el otro, dejar de especular, ser más leales, más vecinos.

Este año que viene, con las transformaciones que se vienen, si somos inteligentes, deberemos volver a la economía del barrio; y para que esto tenga éxito, es imperativo que el barrio se conozca. Se sorprenderán al encontrar, en su barrio, a muchos mediano y pequeños empresarios que, siendo conocidos en otros lugares, pasaban desapercibidos en su propia calle.
Regresemos a lo nuestro. Volvamos a ser la ciudad familiar que siempre fuimos. Retomemos nuestras buenas costumbres y enseñemos a los otros cómo se vive “a lo Latacungueño”. Bienvenidos al reto de año nuevo: reconstruir Latacunga, desde cada uno de nosotros.

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