miércoles, 2 de agosto de 2017

¡Uy! La justicia.



Verán, no es solo el asuntito ese de la corrupción lo que nos tiene mal. De hecho, donde hay poder hay corrupción y, obvio, los operadores de justicia tienen mucho poder en sus manos. Pero de esto no trataremos hoy.

Sucede que todos fallamos en lo que a justicia se refiere. Jueces, Fiscales, Defensores Públicos y Abogados en libre ejercicio somos igual de culpables.

Empiezo por mi: los abogados en libre ejercicio no sabemos valorar nuestro trabajo y nos entregamos al baratillo de ofertas. Tampoco es que nos especialicemos; con tal de no perder al cliente hacemos de todo y al final no somos óptimos en nada. Es simpatiquísimo, por ejemplo, ver a un colega que normalmente es muy bueno en derecho civil tratando de hacer una audiencia penal: es como ver un ginecólogo haciendo una operación a corazón abierto. Sin embargo, estos colegas, sea por necesidad o ambición, se salen de sus campos de conocimiento para hacer trabajos de baja calidad y, lo peor, a precios imposibles de mejorar para alguien que si es especialista. Y esto pasa en todas las profesiones, por supuesto.

Los Defensores Públicos son otro cuento. Tienen la obligación de defender gratuitamente a quien se les presente, pero no siempre cuentan con las herramientas necesarias, ni tienen contacto suficiente con sus defendidos. Además, algunos de ellos no tienen mística y, al final, solo justifican trabajo sin hacer defensas realmente buenas. Generalizar está mal, claro. Hay muy buenos, brillantes; pero seamos honestos, los mediocres también están, y cobran el mismo sueldo, y pierden los juicios, y dañan el mercado de los que estamos en libre ejercicio.

Vamos por los Fiscales, que también hay muy buenos. Pero no faltan unos cuantos que realmente no saben su trabajo. Otros, en cambio, se creen semidioses y casi hay que rogarles que se gestione lo que uno pide. Otros se inventan diligencias y requisitos, alargan las investigaciones y finalmente, cuando organizan una investigación contra alguien, resulta que no siempre sus argumentos son bien presentados en las audiencias. Ni que decir de algunos casos importantes y delicados que por algún motivo no prosperan como la ciudadanía quisiera. Y esto es a nivel nacional, obvio.

De los Jueces también hay que hablar con beneficio de inventario. Los hay brillantes, realmente brillantes. Muchos jueces de aquí deberían estar dando clases de posgrado. Pero hay otros... otritos. Estos otritos se dan modos para no asistir a las audiencias difíciles, suspenden audiencias relativamente sencillas para ir a averiguar cómo resolver, se inventan procedimientos, se olvidan de leyes y normas constitucionales, valoran las pruebas de formas imposibles y, como es opinión de varios colegas, no se sienten lo suficientemente libres para resolver conforme su conciencia. No son independientes. Y no es que haya injerencias externas, que tampoco lo niego; pero definitivamente los jueces y otros funcionarios judiciales dependen de su sueldo.

Me explico mejor, para que no haya sustos: para que usted pueda trabajar en paz, vecino, tiene que hacerlo sin que nadie le jorobe. Si usted tiene un taller, por ejemplo, y su mujer le dice que si no pinta de verde su trabajo, entonces no hay merienda, pues usted deja de trabajar independientemente. Usted sabe que su trabajo es azul, pero si no lo pinta de verde capás y hasta le mandan sacando de la casa. ¿Que haría? Así están algunos funcionarios: con más miedo a perder el puesto que a actuar contra la Ley.

El gran ausente es la Defensoría del Pueblo. No se le ve sino haciendo mediaciones, controles de cumplimiento de sentencias que no siempre agradan y haciendo alguna que otra cosa con un perfil bastante bajo para una entidad tan importante. Es mas, usted vecino, ¿sabe lo que hace el Defensor del Pueblo?. Ya ve.

Y el encargado de coordinar todo esto, el Consejo de la Judicatura, es también un elemento pasivo. En Cotopaxi, al menos, no hay una actuación particularmente destacable. Mientras las estadísticas que nos muestran dicen que todo está bien, quienes estamos cerca del sistema judicial tenemos la profunda sensación de que todo está mal. Lo mismo, vecino, ¿sabe cual es el papel específico del Consejo de la Judicatura? Por si acaso, el Consejo de la Judicatura NO son los jueces, es otra cosa. ¿Respondió igual que la anterior? ¡Ya ve!.


Se necesita un cambio radical en la forma de hacer justicia. Y es urgente. Todas las partes involucradas tenemos que modificar nuestras maneras. ¿Pero quién encabezará este diálogo? ¿Quién cuenta con el crédito y apoyo de todos los actores?

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