Eso
mismo, de morirse está, pues, la idea de suspender la Mama Negra.
Yo, Mashca a muerte, estoy en rotundo desacuerdo; pero como la
opinión que se publica debe ser lo más desapasionada posible, me
permito compartirles algunas cositas que deben considerarse a la hora
de tratar el tema de nuestra fiesta magna.
Primera
cuestión: LA FIESTA ES MIA. Tal cual, la fiesta no le pertenece al
Municipio, ni al Concejo de la ciudad, sino a los Latacungueños y ya
ni siquiera a nosotros, sino al mundo entero como patrimonio
intangible. Es decir, me pertenece a mi, como Latacungueño, como
ecuatoriano y como ser humano.
Segunda
cuestión: LA PLATA NO ES PROBLEMA. Y no es problema, justamente,
porque no hay. El argumento es que el dinero destinado a la fiesta
puede o debe destinarse a gestionar albergues para casos de erupción.
Hagan números: el Municipio no destina apenas unos 50.000 dólares
para la fiesta; ¿alcanza eso para construir un albergue o levantar
un muro de contención de flujos volcánicos? ¡Seamos reales! Si se
ha venido discutiendo que la Mama Negra debería tener MAS
presupuesto para que así los personajes puedan ser elegidos más
libremente, ahora resulta que con cincuenta “lucas”
solucionaremos la inoperancia de décadas. No hay plata en la ciudad,
y nunca ha habido suficiente para hacer una Mama Negra al nivel que
se merece, y que se ha sostenido merced de los propios personajes
que, prácticamente desabastecen a su familia por amor a su ciudad.
Menos hay plata para las gestiones de emergencia que hoy nos son
urgentes.
Tercera
cuestión: LA FE. Es que, al final, turismo o no turismo, la fiesta
es, para muchos aún, un acto de fe. Y resulta que, para
supuestamente paliar la posible erupción del Cotopaxi, vamos a
eliminar el acto de constricción y ofrecimiento a la Virgen Abogada
de Latacunga y protectora del mismo volcán. Bueno, yo no soy un
hombre de fe, pero la mayoría de vecinos si. Y si la fiesta es para
la que nos salva del volcán, pues mejor hagamos la mejor Mama Negra
nunca vista, a ver si esta vez nos salva también.
Cuarta
cuestión: LA ECONOMÍA. Porque la fiesta no es solo cuestión de
adolescentes brincando y gringos bebiendo y tomando fotos. Es el
evento turístico más importante de nuestra ciudad y provincia (por
no decir el único) y del cual depende la economía del año entero
de cientos de familias. Quiero hacer énfasis en esto: hay familias
enteras que viven UN AÑO de lo que alcanzan a obtener en las fechas
de las fiestas. Está claro que el Municipio no tiene una empresa de
turismo, así que no pierde un Sucre, pero seamos consecuentes con el
prójimo. Aunque sea en impuestos nos han de sacar después, pero
generemos renta aunque sea una vez al año.
Quinta
cuestión: LA PSICOLOGÍA. Yo no estudié psicología de masas, y
creo que algunos de nuestros administradores tampoco. Sin embargo,
creo lógico pensar que, si a un pueblo tenso y nervioso como hoy
está Latacunga, no se le da su válvula de escape, esa tensión va a
crecer con efectos insospechados. Recuerden otra cosa: ya nos dijeron
que hay “alerta blanca” y que “no pasa nada”; ¿qué mensaje
debemos entender, si nos quitan la Mama Negra “por la emergencia”?.
Al final, tengan sindéresis: ¿hay emergencia o no?.
Y,
bueno, así puedo ir sacando otras cosas que se nos van ocurriendo.
No se que opine la UNESCO, o los diferentes Ministerios. O cómo nos
maldecirán los centenares de extranjeros que ya tienen pasaje
comprado para vivir nuestra fiesta, en coro con los propietarios de
Hoteles que, rara vez, pueden llenarse como en Noviembre.
A la
final, esta es solo mi opinión, que seguro será muy debatida pues
opiniones en contra también habrá. Es mas, quien propuso eliminar
la Mama Negra este año es un Concejal que no solo es colega, sino un
bien conocido Latacungueño que, estoy seguro, sus argumentos tendrá.
Lo único que estoy diciendo, en esta columna es que deben
considerarse muchas cosas antes de suprimir un acto HISTÓRICO,
CULTURAL Y PATRIMONIAL con posibles repercusiones a nivel casi
planetario. Ubiquemos a nuestra Baltazara donde se merece: es una de
las cinco mayores fiestas y celebraciones folklóricas de América,
al nivel del Carnaval de Oruro y apenas menos vistosa que el de Rio
de Janeiro.
La Mama Negra es grande, enorme. Nuestra celebración se
espera por cientos en Europa, Asia y Oceanía. Desde hace mucho
perdimos el derecho de decidir sobre ella, sino que obtuvimos la
responsabilidad y obligación de mantenerla íntegra y viva.
Insisto,
no se que otras opiniones haya. Ojalá por lo menos por este tema se
mueva la opinión local, visto que por otras cosas los vecinos
guardan silencio. No se resentirá nadie, esto es solo mi palabra.
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