miércoles, 5 de agosto de 2015

Me muero, la Mama Negra




Eso mismo, de morirse está, pues, la idea de suspender la Mama Negra. Yo, Mashca a muerte, estoy en rotundo desacuerdo; pero como la opinión que se publica debe ser lo más desapasionada posible, me permito compartirles algunas cositas que deben considerarse a la hora de tratar el tema de nuestra fiesta magna.

Primera cuestión: LA FIESTA ES MIA. Tal cual, la fiesta no le pertenece al Municipio, ni al Concejo de la ciudad, sino a los Latacungueños y ya ni siquiera a nosotros, sino al mundo entero como patrimonio intangible. Es decir, me pertenece a mi, como Latacungueño, como ecuatoriano y como ser humano.

Segunda cuestión: LA PLATA NO ES PROBLEMA. Y no es problema, justamente, porque no hay. El argumento es que el dinero destinado a la fiesta puede o debe destinarse a gestionar albergues para casos de erupción. Hagan números: el Municipio no destina apenas unos 50.000 dólares para la fiesta; ¿alcanza eso para construir un albergue o levantar un muro de contención de flujos volcánicos? ¡Seamos reales! Si se ha venido discutiendo que la Mama Negra debería tener MAS presupuesto para que así los personajes puedan ser elegidos más libremente, ahora resulta que con cincuenta “lucas” solucionaremos la inoperancia de décadas. No hay plata en la ciudad, y nunca ha habido suficiente para hacer una Mama Negra al nivel que se merece, y que se ha sostenido merced de los propios personajes que, prácticamente desabastecen a su familia por amor a su ciudad. Menos hay plata para las gestiones de emergencia que hoy nos son urgentes.

Tercera cuestión: LA FE. Es que, al final, turismo o no turismo, la fiesta es, para muchos aún, un acto de fe. Y resulta que, para supuestamente paliar la posible erupción del Cotopaxi, vamos a eliminar el acto de constricción y ofrecimiento a la Virgen Abogada de Latacunga y protectora del mismo volcán. Bueno, yo no soy un hombre de fe, pero la mayoría de vecinos si. Y si la fiesta es para la que nos salva del volcán, pues mejor hagamos la mejor Mama Negra nunca vista, a ver si esta vez nos salva también.

Cuarta cuestión: LA ECONOMÍA. Porque la fiesta no es solo cuestión de adolescentes brincando y gringos bebiendo y tomando fotos. Es el evento turístico más importante de nuestra ciudad y provincia (por no decir el único) y del cual depende la economía del año entero de cientos de familias. Quiero hacer énfasis en esto: hay familias enteras que viven UN AÑO de lo que alcanzan a obtener en las fechas de las fiestas. Está claro que el Municipio no tiene una empresa de turismo, así que no pierde un Sucre, pero seamos consecuentes con el prójimo. Aunque sea en impuestos nos han de sacar después, pero generemos renta aunque sea una vez al año.

Quinta cuestión: LA PSICOLOGÍA. Yo no estudié psicología de masas, y creo que algunos de nuestros administradores tampoco. Sin embargo, creo lógico pensar que, si a un pueblo tenso y nervioso como hoy está Latacunga, no se le da su válvula de escape, esa tensión va a crecer con efectos insospechados. Recuerden otra cosa: ya nos dijeron que hay “alerta blanca” y que “no pasa nada”; ¿qué mensaje debemos entender, si nos quitan la Mama Negra “por la emergencia”?. Al final, tengan sindéresis: ¿hay emergencia o no?.

Y, bueno, así puedo ir sacando otras cosas que se nos van ocurriendo. No se que opine la UNESCO, o los diferentes Ministerios. O cómo nos maldecirán los centenares de extranjeros que ya tienen pasaje comprado para vivir nuestra fiesta, en coro con los propietarios de Hoteles que, rara vez, pueden llenarse como en Noviembre.

A la final, esta es solo mi opinión, que seguro será muy debatida pues opiniones en contra también habrá. Es mas, quien propuso eliminar la Mama Negra este año es un Concejal que no solo es colega, sino un bien conocido Latacungueño que, estoy seguro, sus argumentos tendrá. Lo único que estoy diciendo, en esta columna es que deben considerarse muchas cosas antes de suprimir un acto HISTÓRICO, CULTURAL Y PATRIMONIAL con posibles repercusiones a nivel casi planetario. Ubiquemos a nuestra Baltazara donde se merece: es una de las cinco mayores fiestas y celebraciones folklóricas de América, al nivel del Carnaval de Oruro y apenas menos vistosa que el de Rio de Janeiro. 

La Mama Negra es grande, enorme. Nuestra celebración se espera por cientos en Europa, Asia y Oceanía. Desde hace mucho perdimos el derecho de decidir sobre ella, sino que obtuvimos la responsabilidad y obligación de mantenerla íntegra y viva.

Insisto, no se que otras opiniones haya. Ojalá por lo menos por este tema se mueva la opinión local, visto que por otras cosas los vecinos guardan silencio. No se resentirá nadie, esto es solo mi palabra.


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