viernes, 7 de marzo de 2014

Ciudad Romántica, en tiempos de globalización





Acaba de pasar San Valentín, fecha en la que se realza la amistad, y, sobre todo, el romance. Debería ser la fecha favorita de la Ciudad Romántica del Ecuador. Sin embargo, nada especial sucede, en esas fechas, en nuestra Latacunga.

Ya tratando sobre el romance, tenemos que recordar que, éste, no es más que un efecto de lo que gustamos llamar amor. Así, nos encontramos frente a algo, aparentemente, indomable, único, y bajo cuyo nombre pueden padecerse las más severas incomodidades. Justamente lo que sucede en nuestra ciudad: se padecen incomodidades, a nombre del recuerdo huérfano de tiempos pasados.

Qué más romántico, que un lugar acogedor, con bonita vista, a media luz...

Qué, menos romántico, que una ciudad mal iluminada, sin veredas, sucia, con parques cerrados con candado por las noches, cuya muy hermosa vista se restringe por el balanceo de cables de electricidad mal instalados, paredes llenas de “artes urbanas”, esquinas cuyo hedor repele, borrachitos, vagos y mendigos por doquier.

Digo, que una vereda estrecha no hace a una ciudad más romántica. Digo, que ponerle un candado a un parque no hace a la ciudad más segura. Y digo que, en última instancia, lo que se busca es una ciudad que progrese, que mejore. Digo, que necesitamos modernidad y la reorientación del uso de los espacios “históricos”. Debemos abrirle paso a la modernidad, y dejar de ponerle nombres agradables a la mediocridad. Una vereda estrecha no es “acogedora”. Un callejón oscuro no es “romántico”. Un parque cerrado no es “seguro”. Postes llenos de cablería y luces que apenas iluminan no “dan un ambiente clásico”.

En nuestros tiempos, los actuales, es necesario competir: vender. Necesitamos ciudades prácticas, bien resguardadas, económicas, dinámicas, baratas y bonitas.

Se vuelve indispensable y urgente remodelar, reconstruir y reorganizar la ciudad.

Propongo algunas ideas: me encantaría un centro histórico “caminable”, sin SIMTEL y sin vehículos junto a las aceras; veredas mucho más amplias, soterramiento de instalaciones eléctricas, buena iluminación, plazoletas y callejones ocupados con mesas de cafeterías, lounges y restaurantes. Me gustaría una ciudad que aplique políticas ecológicas y limpie sus ríos. Quisiera una ciudad que tenga una política de desarrollo REAL, que haya principios y lineamientos claros en los permisos de construcción, que obligue a todos a pintar fachadas y cerramientos.

Es urgente una zona comercial, una zona roja, una rosa y una residencial. Zonas, por ejemplo, donde no se permita lotes de menos de 500 y 1000 metros cuadrados, donde puedan ubicarse construcciones residenciales de alta plusvalía. Zonas CENTRICAS, donde se permita la ubicación de bares y cafeterías (NO CANTINAS), donde uno pueda distraerse. Es inicua la ordenanza que impide la instalación de estos lugares a 200 metros de escuelas e iglesias, en una ciudad donde hay tres iglesias y escuelas cada 100 metros.

Urge, a la par, reestructurar el sistema de manejo de aguas servidas, adquirir plantas de tratamiento de aguas, un parque lineal en las riveras del Cutuchi; luego de limpiar el Cutuchi, claro. Eso si es romántico: un lugar junto al río dónde pasear de la mano con la persona amada, o pretendida; una ciudad limpia, con parques abiertos y bien iluminados, calles amplias dónde caminar sin ruido ni riesgo de percance, callejones vestidos de colores y muchos lugares donde parar a tomar un café, o un coctel, y conversar.

Es urgente reconstruir la ciudad, orientada al buen vivir de los ciudadanos. Y es notorio que, quienes han estado hasta hoy en la administración, no tienen idea de cómo hacerlo.

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