jueves, 11 de agosto de 2016

Alcantarillado



Trascendió la semana anterior que una mayoría del Concejo de la ciudad negó la posibilidad de aceptar una deuda de 16 millones de dólares con el Banco de Desarrollo, entidad que nos entregaría 31 millones en total, de los cuales 15 son no reembolsables; es decir, nos regalan 15 y pagamos 16. Este dinero tendría como finalidad financiar la primera etapa del plan de alcantarillado para la ciudad.

Pero, siendo un negocio tan bueno, y necesitando tanto esta obra, ¿por qué los Concejales se niegan?

Hay dos teorías. La primera es que algunos ediles se oponen porque el pago de este préstamo obligaría a distraer recursos de las parroquias rurales. Si así fuera, primero debería realizarse una reforma completa al presupuesto de la ciudad, cosa que no podría suceder hasta el próximo año. Además, debemos sincerarnos en algo: de todos modos no hay dinero y el próximo año deberán restringirse muchísimas obras ofrecidas. De otro lado, la obra de alcantarillado es urgente, es emergente; la zona rural tiene obra OFRECIDA, pero la parte urbana tiene obra DE EMERGENCIA, ante este posición, naturalmente la administración debe dejar de lado la obra ofrecida para impulsar la obra urgente, con toda la pena para los barrios a los que se les ofreció su media cuadra de tubería o pavimento o su canchita de fútbol.

Por esto yo creo que el hecho de desviarse fondos de la parte rural es un argumento secundario. Frente a la emergencia, cualquier administrador, incluido un padre de familia, sabe que debe priorizar lo urgente.

Pero la teoría más aceptable es la que detiene la pretensión del Alcalde por su falta de lógica. Resulta que gran parte de esta inversión terminaría en una construcción ubicada a pocos metros del río Cutuchi, lo cual es un absurdo conceptual a partir de que ese río es justamente el que más se afectaría en caso de erupción volcánica. Y, ni siquiera eso, pues hace no muchos años que ese río superó el nivel de varios puentes luego de una lluvia fuerte.

Entonces la posición del Alcalde, cuando dice que los Concejales se oponen al progreso de la ciudad es, definitivamente falaz. La cosa es simple: si queremos alcantarillado, nos urge y si, estamos perfectamente conscientes de la necesidad de endeudarse para ello. Pero nos negamos rotundamente a botar nuestra plata en una obra que se va a llevar la creciente.

En contraparte, el burgomaestre ha dicho que la obra estaría completamente asegurada. Puede ser, pero no es cuestión de asegurar la casa, sino de hacer una casa que no se caiga. Es que la razón no pide fuerza. Aunque la obra esté asegurada, ese seguro cuesta y si llegara a inundarse la obra, el seguro para responder ha de cobrar un deducible, que obviamente paga la ciudad. Y hasta que el seguro responda y se vuelva a construir la obra pasará tiempo suficiente como para que la ciudad pierda más dinero y los ciudadanos pasemos por peripecias arriesgándonos hasta a una potencial crisis sanitaria.

No hay que ser genios: si construyo junto al río se lleva la creciente. Tan sencillo como eso. Es botar la plata.

Seamos objetivos y trabajemos rápido, de lo contrario ese préstamo se va a perder. Es indispensable rehacer el plan de alcantarillado, hacerlo bien y lo mas rápido y barato posible. Pero hacerlo bien, no a lo tonto.

Los ciudadanos, desde el otro lado, debemos informarnos bien, porque los rumores y desinformaciones traen consecuencias. No hay Concejales enemigos de la ciudad, al contrario, quienes se han opuesto lo han hecho pensando en el futuro de nuestra Latacunga.

Pero seguimos necesitando una solución urgente. Y no parece que haya una.

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