viernes, 24 de julio de 2015

Lata no protesta



Eso mismo, Latacunga no estuvo fuerte en las protestas. Un poco, como que los primeros días se vio gente, luego no. Pero cuidado, que eso no quiere decir que estemos de acuerdo con los últimos acontecimientos, y menos con la “sacada de vuelta” que nos hicieron retirando la Ley de la Asamblea “por un ratito nomás”. Tampoco debemos entender que Latacunga se ha bajado el tono por gracia del Papa Francisco, total, la mayoría de los que se han plantado ni a misa van.

Hay que tener otra lectura, porque si bien la protesta no ha sido fuerte, el apoyo al régimen lo ha sido menos.

De un lado, debo hecharle la culpa a organizaciones caducas como los rezagos del MPD y otras banderas rojas de corte pseudo estudiantil. Si, esos son los culpables de desbaratar cualquier intento de protesta ciudadana. Pero si ellos mismos fueron los que convocaban las marchas, dirán ustedes. Si, ellos las convocaron, pero nadie quiere verse relacionado con ellos; así que, simplemente, donde hayan banderas rojas, rara vez verán a un ciudadano libre acompañándoles. Si parece hecho a propósito: varios cientos de personas se agrupaban autoconvocadas en las inmediaciones del Parque Vicente León, hasta que los colorados y uno que otro ex convicto se quisieron hacer presentes; inmediatamente todos los ciudadanos huyeron a sus casas como quien ve al cuco.

Así, llegamos a estos últimos días, miércoles o jueves de la semana anterior si no recuerdo mal, se vió en el Salto a un par de decenas de embanderados colorados; de entre ellos, profesores universitarios con aspiraciones políticas, uno que otro jovencito descriteriado y bastantes estudiantes viendo cómo pasan el año. Pocos. Nadie.

Mientras, a menos de una cuadra, pasaba el corrillo de verdiaguados gritando consignas correistas. Eso no está mal, porque tienen el mismo derecho a expresar su preferencia; pero en esa comparsa apenas pudimos ver a un par de aspirantes a superman palanqueándose sus superpoderes, un montón de personas muy poco conocidas, por no decir ajenas a la ciudad; y, bastante funcionario público y miembros de organizaciones pro gobierno.

En ninguna de las dos esquinas encontramos a simples ciudadanos.

Los ciudadanos simples, los no contaminados por agrupaciones o clubes políticos, los que trabajamos y hacemos patria de verdad, nosotros, los Latacungueños coherentes, en mayoría, no protestamos los últimos días por no vernos comparados o relacionados con esas mismas agrupaciones. No estamos amilanados, ni somos mediocres ni cobardes, como ya han tratado de tildarnos. Simplemente no compartiremos consignas con extremistas ni oportunistas. Nos oponemos a las medidas del régimen, si; pero más nos oponemos a ser tratados como material publicitario ni servir de masa para pan que han de comer otros.

Es indispensable cambiar el estilo y forma de la política, en Latacunga y en el país. Los que hablan de revolución “ciudadana” ya no son ciudadanos, sino devotos partícipes de un ritual gobiernista y una organización política de tintes casi dogmáticos. Son, en definitiva, casi una secta.

De otro lado, los que se dicen ser “verdadero pueblo” y profetizan el fin del Ecuador y la solvencia de un sistema comunista totalmente anacrónico, no saben más de política económica que de bombas molotov.

Mientras, y en la mitad, los reales ciudadanos, la supuesta clase media, el que no le alcanza para ser rico pero se resiste a considerarse pobre, el de a pie, el que lidia a diario con y contra la burocracia mórbida, el que se la suda por un permiso de funcionamiento, el que paga impuestos, el que genera trabajo y el que trabaja sin horarios; nosotros, usted vecino, los Latacungueños de verdad no somos sino números para cálculos políticos.

Yo ya no quiero ser un número. Latacunga debe manifestarse de mejores maneras y debemos purgarnos de sectarios, shamanes, oportunistas, desocupados y otros parásitos.

Ya no queremos saber de revoluciones ciudadanas, sino de EVOLUCIÓN ciudadana, basada en la capitulación de las metas personales y la obtención de los mayores beneficios para nuestras ciudades y provincias. Queremos una ciudadanía evolucionada al punto de poder desprendernos de la política de antaño, y sin partidos ni facciones poder emprender la reconstrucción de nuestras sociedades locales en base al escogitamiento de los mejores vecinos para administrarnos y representarnos.

No queremos políticos: necesitamos administradores.

2 comentarios:

  1. Estimado Patricio: Le informo que, gracias a su autorización contenida en mi anterior comentario, he citado textualmente tres párrafos de este blog en mi muro de Facebook.
    No dejo de leer sus blogs, son muy interesantes y sugestivos. Felicitaciones.
    Leonardo Miño

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  2. Muchísimas gracias por citarme. Siéntase libre de hacerlo. Para quienes tratamos de mantener espacios como este, el que se nos lea es más que un pago y el que se comparta nuestras opiniones es un galardón. Dios pague por seguirme, espero poder mantener este blog actualizado, al menos una vez por semana.

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